Baja Corte el switch a TV Azteca (y a sus amparos)
POR KUKULKAN
PARECE que la Suprema Corte de Justicia de la Nación finalmente le puso un alto al deporte favorito de Ricardo Salinas Pliego: dar largas. Largas al SAT, largas a la Corte, largas al país entero, mientras los intereses de sus 33 mil 477 millones de pesos en impuestos pendientes —esa módica cantidad— siguen creciendo como si fueran acciones de Elektra en temporada de utilidades.
DURANTE años, el dueño de TV Azteca y Grupo Elektra ha querido convencer al público de que sí quiere pagar, pero que “no lo dejan”. Una especie de mártir fiscal, víctima del aparato burocrático que —según él— no sabe ni cuánto le debe cobrar. Pero cuando llega la hora de la verdad, sus abogados presentan más amparos que capítulos tiene La Academia.
AHORA la Corte le dijo basta. Los ministros rechazaron su último intento de posponer, otra vez, la sentencia en siete amparos que mantiene abiertos. Salinas pedía que el máximo tribunal esperara a que el Gobierno “ajustara” el monto de su deuda. Es decir, que pausaran todo el proceso mientras él seguía viendo cómo mover sus piezas. La Corte, con elegancia jurídica y un dejo de hartazgo, respondió que no existe ninguna ley que le permita al presidente del alto tribunal suspender el fallo sólo porque a un empresario le conviene ganar tiempo.
Y ASÍ, con una frase seca y precisa, el ministro Hugo Aguilar Ortiz cerró la puerta al eterno litigio del magnate: “Este tribunal debe velar por emitir sus resoluciones de manera pronta”. Traducido del lenguaje judicial al terrenal: se acabó la pachanga, don Ricardo.

MIENTRAS tanto, del otro lado del tablero, Raquel Buenrostro —ahora Secretaria Anticorrupción y Buen Gobierno— ya advirtió que no hay nada qué negociar. “Ya hay sentencias”, dijo con ese tono que no deja lugar a interpretaciones. La funcionaria recordó que el tiempo juega en contra del magnate: cada día sin pagar, la deuda crece. Y ya no son los 33 mil millones originales. Entre recargos, intereses y actualizaciones, el monto podría rozar los 80 mil millones de pesos. Una cifra que ni las tandas de Elektra podrían cubrir.
PERO don Ricardo, siempre hábil para la narrativa, intenta mantener su imagen de empresario responsable y patriota. En su cumpleaños número 70 publicó una carta dirigida a Claudia Sheinbaum, asegurando que sus empresas sí quieren pagar y que lo único que pide es “respeto a los acuerdos previos” y un alto a las “campañas de desprestigio”. Todo muy emotivo, muy de telenovela Azteca, pero con un pequeño detalle: mientras promete liquidar el adeudo “en menos de 10 días”, sigue acumulando semanas —y más amparos— sin hacerlo.
SHEINBAUM, por su parte, le dio la estocada final a su narrativa de persecución política. “No hay nada personal”, dijo. “Esto es técnico, no político.” Y tiene razón: lo técnico es que debe impuestos desde 2008, lo político es que ha usado su enorme plataforma mediática para victimizarse.
EN EL FONDO, lo que irrita a muchos es la doble cara. Por un lado, el empresario que da lecciones en X (antes Twitter) sobre esfuerzo, éxito y pagar impuestos. Por el otro, el mismo que lleva más de una década usando los tribunales como sala de espera para no pagar lo que debe. “Quiero pagar”, repite, como si la Corte tuviera que darle las gracias por tan noble intención.
LA CORTE, al fin, le dio el corte. No más excusas, no más dilaciones, no más “ajustes” pendientes. El mensaje fue claro: las leyes no se ajustan al gusto del contribuyente, por más multimillonario que sea. Así que mientras Salinas Pliego sigue escribiendo cartas y publicando hilos en redes sobre su compromiso con México, el reloj fiscal sigue corriendo. Y cada tic-tac cuesta millones.
EL PAÍS entero ya lo sabe: en México puedes ser el dueño de una televisora, de un banco, de una cadena de tiendas, e incluso de un canal donde te aplaudan diario. Pero de la Corte, no eres dueño. Y eso, señores, es un golpe más fuerte que cualquier “ventaneando”.
