Enfrenta senador Noroña a duendes neoliberales

Enfrenta senador Noroña a duendes neoliberales
Ilustración David Manrique

Por KUKULKÁN

QUIÉN sabe de dónde salieron, ni qué tanto polvo inhalaron en los pasillos del Senado, pero algún duende neoliberal decidió que lo mejor para la recién conquistada dignificación laboral de las trabajadoras de limpieza era… ¡despedir a 14 de ellas! ¿La razón? Nada más y nada menos que la osadía de querer formar un sindicato. Porque, claro, reconocerles derechos estaba bien, pero que se atrevan a organizarlos es otra historia.

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EL TIRO, sin embargo, les salió por la culata, porque el presidente de la Mesa Directiva, Gerardo Fernández Noroña, no sólo no se tragó la jugada, sino que advirtió que en este tema “no cederá ni un milímetro” y exigió su reinstalación inmediata. Y es que, aunque los duendecillos de la Secretaría de Servicios Administrativos pensaron que nadie se daría cuenta de su travesura, se toparon con pared. “¡Pero si ya les reconocimos sus derechos!”, habrán exclamado algunos, fingiendo sorpresa, como si eso significara que las trabajadoras deben estar eternamente agradecidas y calladas.

EL DESPIDO de estas 14 mujeres no es sólo un atropello, sino una afrenta directa a lo que supuestamente representó la lucha por eliminar el outsourcing en el Senado. Hay que recordar que apenas hace unos meses, estas mismas trabajadoras lograron el reconocimiento de sus derechos laborales. Durante décadas, fueron invisibles, pagadas con salarios de miseria y sin ninguna certeza de estabilidad laboral. Cuando finalmente se eliminó el esquema de subcontratación, su ingreso pasó de 7,100 a 11,000 pesos mensuales, convirtiéndose en empleadas con plenos derechos.

PERO al parecer, en la mente de algunos, eso tenía una condición no escrita: “Tienen derechos, sí, pero que no se emocionen demasiado”. Y es que el pretexto de los despidos fue una supuesta serie de faltas cometidas por las trabajadoras, aunque Noroña fue claro al señalar que, mientras no haya un reglamento específico, no pueden ser sancionadas con despidos. No es que las defendiera por capricho, sino porque hasta el momento no existe un marco normativo que justifique tal decisión.

LO QUE SÍ existe es la versión de que las trabajadoras despedidas querían formar un sindicato, y ahí es donde las piezas encajan. Si algo ha incomodado históricamente a los administradores del poder es que los trabajadores se organicen. ¿Cómo van a permitir que quienes barren y trapean los pasillos del Senado, y que apenas lograron el derecho de recibir un sueldo justo, ahora pretendan exigir aún más? ¡Qué barbaridad! Así que, en un intento por cortar el problema de raíz, alguien pensó que lo más fácil era correrlas.

OLVIDARON un pequeño detalle: la Mesa Directiva del Senado tiene la última palabra, y en este caso, Fernández Noroña dejó en claro que los despidos no sólo son injustificados, sino que contradicen el espíritu de la lucha que permitió su reconocimiento como trabajadoras formales. Por eso, el senador envió por escrito su instrucción a la Secretaría General de Servicios Administrativos: las trabajadoras deben ser reinstaladas, y la decisión no es negociable. Según sus propias palabras, este tema “no puede convertirse en un litigio”, porque no hay justificación alguna para que hayan sido despedidas en primer lugar.

AL FINAL del día, la intentona de los duendecillos neoliberales del Senado quedó frustrada. No sólo porque se les cayó la jugada, sino porque dejaron en evidencia que, pese a los avances en materia laboral, el fantasma de la precarización sigue rondando los pasillos del poder. Lo que queda claro es que, si el Senado realmente quiere estar a la altura del discurso de justicia social que enarbola, no sólo debe reinstalar a estas 14 trabajadoras, sino garantizar que su intento de organización no sea perseguido como si fuera un crimen.

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