Michoacán no se pudrió con la 4T, ya apestaba desde Calderón

Michoacán no se pudrió con la 4T, ya apestaba desde Calderón

POR KUKULKAN

EN MEDIO de la tragedia por el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, la derecha mexicana ha salido puntual para indignarse de cómo gobierna hoy la izquierda, pero sufre amnesia cuando se le recuerda que Michoacán es su propio desastre. Hoy que la entidad arde —porque sí, está en llamas— los voceros del conservadurismo claman al cielo, se rasgan las vestiduras y exigen seguridad “como en los buenos tiempos”. ¿Cuáles tiempos? ¿Los del Michoacanazo? Sí, esa obra maestra del teatro político dirigida por el mismísimo Felipe Calderón, allá por el 2009. ¿Recuerdan? Claro que no. Para eso estamos aquí.

EL SHOW empezó con una escena que parecía sacada de una serie de narcos de bajo presupuesto: soldados y policías federales irrumpiendo en palacios municipales, esposando alcaldes y llevándose a medio gabinete como si fueran secuestradores. El guion era claro: “la mafia se ha infiltrado en el poder municipal y vamos a limpiar la casa”. ¡Bravo! Aplausos en Televisa, ovaciones en Radio Fórmula, portadas triunfantes. Y al frente, claro, el superhéroe de la derecha: Genaro García Luna, quien hoy purga una condena en EE.UU. por trabajar, ¿con quién creen? Con el Cártel de Sinaloa.

SÍ, EL MISMO García Luna que se decía enemigo de los narcos mientras, al parecer, les abría la puerta trasera para que pasaran con alfombra roja. Simultáneamente, en Michoacán, se detenía a 11 presidentes municipales, un juez estatal y decenas de funcionarios locales. Todo un operativo de “alta inteligencia” que terminó en una... nada. Sí, como lo oye, estimado lector: todos salieron libres. ¿Las pruebas? Nunca llegaron. ¿Las acusaciones? Se desinflaron. ¿La justicia? Brilló por su ausencia.

De víctima a prófugo: el mártir de papel de la derecha mexicana
POR KUKULKAN DICEN que en tiempos de desesperación, cualquier silueta parece un mesías. Eso le ha pasado a la derecha mexicana, que de tanto escarbar entre los escombros de sus cuadros desgastados, ha encontrado en Simón Levy (no confundir con Santiago, aunque también les sirve) un nuevo mártir de papel.

Y LO QUE parecía un gran golpe al crimen resultó, en realidad, un bonito montaje para televisión. Porque mientras García Luna jugaba al comisario incorruptible, se iba descarrilando el estado de derecho en una de las entidades más golpeadas por el narcotráfico. Michoacán se convirtió en el laboratorio de Calderón para su “guerra contra el narco”. Una guerra que, a todas luces, tenía favoritos como se ha demostrado con las acusaciones en contra del superpolicía.

ENTONCES, se persiguió con furia a La Familia Michoacana —esa organización incómoda, menos alineada con los intereses del poder—, mientras el Cártel de Sinaloa ganaba territorio, rutas y complicidades. Hoy sabemos, gracias a los tribunales gringos, que no era una casualidad: García Luna trabajaba con ellos. Efectivamente, el mismo García Luna que armó el Michoacanazo. Pero ahí los tenemos, a los defensores del “orden perdido”, señalando con dedo flamígero a la 4T, diciendo que todo comenzó en 2018. Que el país se volvió un infierno con López Obrador. Que antes todo estaba “mejor”. ¿Mejor para quién? ¿Para los alcaldes que eran detenidos sin pruebas? ¿Para los cárteles que crecieron como hongos al calor del Estado fallido?

MICHOACÁN no se pudrió con la 4T. Ya apestaba desde que Felipe Calderón, oriundo del propio estado, decidió usar su tierra natal como escenario de guerra para maquillar su legitimidad presidencial. Lo que no pudo ganar en las urnas, intentó ganarlo con uniformes y operativos de dudosa ética. Pero las cifras no mienten: miles de muertos, violencia desatada, y un Estado infiltrado hasta los huesos. Hoy, la violencia continúa —porque sí, nadie niega que la situación es crítica— pero resulta insultante que quienes sembraron el desastre pretendan darnos lecciones de moral.

SIN DUDA Michoacán es una herida abierta, pero no la abrió la 4T, la abrió Calderón con un fusil en una mano y un libreto de ficción en la otra. Así que, por favor, señores de la derecha: menos discursos de “se nos fue de las manos” y más autocrítica. Porque antes de que la 4T llegara a Palacio, ya había cárteles gobernando municipios, ya había superpolicías al servicio del narco, y ya había un presidente que convirtió a su estado en zona de guerra para esconder sus propios miedos. Aquí no hay amnesia. Aquí hay memoria. 

@Nido_DeViboras

Read more