
Un huachicol que olía a gasolina… y a complicidad
Por KUKULKÁN EN ESTE país donde si uno se atreve a montar un humilde puesto de tacos sin permiso, no tarda en caerle encima el escuadrón antimotines, la COFEPRIS, el SAT y hasta la mismísima madre del inspector de vía pública, resulta que una organización criminal con estructura corporativa —presidencia,